Fazio llevó al Sevilla en la temporada 2006-2007, proveniente del Ferrocarril Oeste argentino, por unos 800.000 euros, que es una cifra ridícula para los tiempos que corren.
Se le fichó para jugar con el Sevilla Atlético, y ahí es donde lo vi por primera vez. Teóricamente, tenía todas las cualidades para triunfar en la posición de central, por su juventud, proyección y altura (1’95). Lo que más me llamó la atención de él fue, precisamente, que, a pesar de su altura, era un jugador que no iba bien por alto. No medía bien los tiempos –saltaba antes de tiempo o después– y tenía un grave defecto, que era que solía despejar a la frontal del área. No le di importancia, porque era un jugador muy joven y acababa de llegar. Tenía todo el futuro por delante.
Fazio fue mejorando, aunque seguía mostrando cierta fragilidad defensiva, y seguía con su manía de despejar a la frontal del área. Subió al primer equipo, donde alternaba su posición de central con la de mediocentro defensivo, e hizo muy buenas actuaciones, llegando a marcar algún que otro gol. También llegó a jugar de lateral. Parecía que Fazio iba a ser un puntal del Sevilla… hasta que llegó la lesión. Y no fue una lesión cualquiera. Su tobillo derecho recaía una y otra vez, obligándole a pasar muchos meses en el dique seco, e incluso una temporada en blanco. Frenazo a su proyección.
Parecía que no se iba a recuperar nunca, desesperándose el propio jugador, cuerpo técnico y afición. Pero se recuperó. No ha gozado de continuidad y sigue alternando su posición de central con la de medio centro. Ha mezclado buenas y malas actuaciones, y tiene a gran parte de la afición en contra, como se demostró en el Sevilla-Athletic de Bilbao, donde el argentino no hizo un buen partido, como casi ninguno de sus compeñeros.
A mí, particularmente, no me convencía mucho el bonaerense, porque jugando de central siempre cometía, al menos, un error grave. A veces nos costaban goles y otras no, pero considero que un central tiene que ser seguro y expeditivo, y no se mostraba así cuando formaba parte de la defensa. Y cuando Fazio jugaba en el centro del campo, tampoco me agradaba, porque, aunque lo gana todo por alto, tácticamente deja mucho que desear, tiene muchos problemas para distribuir el balón, y, a veces, su suficiencia le pierde. Contra el Athletic, por ejemplo, creo que quien debió de jugar fue Salva y no él, porque Salva abarca más terreno, es más fuerte en la marca y pasa más rápido y mejor el balón.
Pero esta temporada también hemos vuelto a ver al mejor Fazio, al que ya maravilló antes de la lesión. Sus partidos contra Osasuna, Barcelona y Zaragoza fueron bastante buenos y serios, de principio a fin. Ése es el camino que debe de seguir. Si consigue cierta regularidad, seguro que nadie le criticará y se ganará la confianza del entrenador, máxime cuando otros compañeros, como Escudé, están flaqueando.
Como digo, a mi Fazio no me convencía, pero si juega a buen nivel y esos tres partidos no se quedan en una mera anécdota, no tendré ningún problema en cambiar de opinión. Y estoy seguro que así lo harían el resto de los aficionados a los que no les gusta Fazio, porque, al fin y al cabo, los sevillistas queremos tener en plantilla centrales de garantías, y si provienen de la cantera, mejor aún.
Fazio ahora tiene en su mano la oportunidad de hacerse con un puesto de titular y puede que incluso la de volver a su selección. Espero que no desaproveche las ocasiones que se le presenten, por su bien y por el del Sevilla.