Está claro que la liga española no es una competición limpia, pero el problema es que, no sólo no se hace nada por adecentarla, sino que va a peor. Los grandes, que para mí son el Madrid y el Barcelona –y ninguno más– juegan con las cartas marcadas, de manera que se les asegura el éxito. Por si fuera poco con la enorme diferencia en cuanto a ingresos económicos –reparto de los derechos de televisión, abonados, publicidad, patrocinadores, taquillas—, los favores arbitrales –en algunos casos, más que descarados–… ahora, se le suma el tema de los horarios, que se ha convertido en una desigualdad más, ya que no se aplica a todos los clubes.
Curiosamente, la absurda idea de poner partidos a las 12 de la mañana o a las cuatro de la tarde fue promovida por Madrid y Barcelona, ya que, según ellos, la liga española podría ser seguida por millones de aficionados de países orientales, como China. Han bastado sólo unas cuantas jornadas de liga para darse cuenta de que, al final, pringan los mismos. Es decir, ni Madrid ni Barcelona van a jugar a las 12 de la mañana, ni un lunes por la noche. Faltaría más. Según el sinvergüenza de Roures, estos equipos no tienen tradición de jugar a esas horas. ¿Y los demás sí?
Así que los dos grandes, como siempre, salen beneficiados. Ellos disfrutarán de los mejores horarios y, por tanto, tendrán las mejores audiencias de televisión y sus estadios llenos. Sin embargo, en el Ramón Sánchez Pizjuán, cuando haya un partido un lunes por la noche, lógicamente, se verán huecos en la grada. Y es que no todo el mundo puede ir a ver un partido y llegar a su casa a la una de la madrugada –o más–, teniendo que trabajar al día siguiente. Y no digamos ya, cuando al lumbreras de turno se le ocurre poner un partido al mediodía, en el mes de septiembre, en Sevilla.
Tiene razón Del Nido cuando dice que los horarios pueden acabar con los aficionados en los estadios y anclarlos ante el televisor. Es más, yo creo que ese proceso de cambio del estadio por el televisor ya ha comenzado. La cuestión es conseguir que no vaya a más, y para eso es básico acabar con los horarios intempestivos. En defitiniva, hay que intentar que haya algo de lógica en el fútbol, que es algo que debería ser fácil de lograr, pero, al estar el dinero de las televisiones de por medio, cada vez parece más difícil de conseguir.
¿Algo de lógica? ¡Claro que sí!
Esto es cada día más un cortijo donde la lógica es lo que reporte más a quien los sostiene. Se van a cargar el fútbol, y puede que en un futuro se pregunten por qué no hicieron algo antes.
Afortunadamente, sí que hay alguien que lo está haciendo. Esos que generan las mayores antipatías son los que están currando por el bien de los demás.
¿Lógica, decías?
Un saludo
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No hay que darle mas vueltas al tema la liga esta adulterada y punto
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Ahora mismo, lo que manda en el fútbol son las televisiones, que influyen decisivamente en el dinero de los clubes. La televisión decide quién va a dominar la liga y también los horarios.
Tal y como están las cosas, la única forma posible para cambiar las cosas es mediente revolución de los clubes medianos y pequeños, porque los grandes están muy cómodos en sus poltronas y, como es normal, no van a mover un dedo.
La televisión ahora mismo está del lado de los grandes, que es algo que no entiendo, porque a la TV le conviene, económicamente hablando, que la liga está más disputada, porque así pondrá revender los partidos al extranjero con más facilidad y, además, la audiencia subiría. Como dice Del Nido, cuando el Barcelona va ganando 5-0 la audiencia baja de manera abismal. Lo que vende y atrae de un deporte es la emoción y la incertidumbre.
Yo creo que el modelo actual no es sostenible, porque llevará a muchos clubes a la ruina, mientras los dos de siempre se harán los más ricos de Europa, si no lo son ya. De eso también se han dado cuenta Madrid y Barcelona –de ahí el nerviosismo de Florentino–, lo que ocurre es que, como he dicho antes, se quieren aferrar a sus privilegios. Al final tendrán que ceder, ya sea por presión del resto de clubes españoles o por presión de los clubes europeos y organismos europeos. Esperemos, por el bien del fútbol, que no haya que esperar muchos años para ver el cambio.
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