Archivo diario: 23/08/2011

Una afición acomodada

Siempre he creído que la afición del Sevilla es exigente, y me parece bien que lo sea, pero últimamente me he dado cuenta de que se ha vuelto acomodada. Muy acomodada, diría yo. Y esto ya no sólo no me parece tan bien, sino que además me preocupa bastante.

Antes, cuando había un partido importante, uno llegaba a los aledaños del Ramón Sánchez Pizjuán, y se respiraba un ambiente especial, de ilusión, de convencimiento general de que se iba a ganar el partido. Aunque fuera un partido complicado, ante un rival teóricamente superior, minutos antes de empezar el partido la afición rugía y las banderas volaban mientras se esperaba con ganas y alegría que saltaran los jugadores al terreno de juego. Pongo como ejemplo de este ambiente el Sevilla-Tenerife, cuando nos jugábamos el ascenso, que finalmente, como no podía ser de otra manera, se consiguió.

Ahora creo que la afición, a veces, incluso no sabe distinguir cuáles son los partidos importantes. En los últimos años el Sevilla ha disputado partidos importantísimos y nuestro estadio ni siquiera se ha llenado. Vi con desilusión y tremenda decepción cómo se jugaba el Sevilla-Fenerbaçe, el Sevilla-CSKA de Moscú o el Sevilla-Braga, todos ellos de Champions, y, viendo la grada, parecía que íbamos a jugar contra el Málaga o el Getafe. Lo pagamos caro. Falló la base, que somos todos los sevillistas. Y no me vale que el horario era malo y que era un día entre semana, porque he visto nuestro estadio lleno en días similares.

Esto, evidentemente, está provocado porque entre nuestra afición hay mucha gente que ha olvidado el pasado, que se ha acostumbrado a ganar títulos y que ya no le da importancia a jugar competiciones como la Europa League. Parece que todo lo que no sea ir a Champions es un fracaso, aunque no seamos ni el tercer ni cuarto presupuesto de la Liga.

Tenemos en puertas otro partido de vital importancia, ante el Hannover 96, donde tenemos que remontar, y espero, por el bien del Sevilla, que esta vez no fallemos a nuestro equipo. O lo que es lo mismo, que el estadio esté lleno y que se apoye a nuestros jugadores desde el minuto uno hasta el noventa, en la prórroga, si la hubiera, y en los penaltis, por muy difícil que se ponga el panorama.

Cuánta razón tiene Del Nido cuando dice que «el Sevilla será lo que los sevillistas quieran que sea». Y es que si queremos ser un equipo grande, tenemos que llenar el estadio no sólo en los partidos importantes, sino cada vez que juegue el Sevilla en nuestra bombonera.