Dice Del Nido que es imposible hacer un equipo del nivel que el Sevilla que ganó cinco títulos en tiempo record, aquel equipo que vapuleó al campeón de Europa, el FC. Barcelona, en Mónaco. Y yo digo que no, que no es imposible. Reconozco que es muy difícil, pero no imposible.
La fortaleza de aquel equipo venía dada por el juego de equipo tan magnífico que desplegaba y, sobre todo, por las individualidades. Para mí, tenía jugadores de primer nivel mundial, y además en plenitud de forma física, porque la gran mayoría eran jugadores jóvenes.
Estamos hablando de una plantilla donde se unían canteranos de un nivel extraordinario –como Navas, Capel o el malogrado Puerta–, con fichajes nacionales –Palop, Javi Navarro, Martí y David Castedo– y algunos extranjeros que han entrado en la historia del Sevilla por la puerta grande, y que serán difícil de superar en el futuro –Kanouté, Luis Fabiano y Daniel Alves–.
O sea, aquel equipo tenía una gran fortaleza defensiva –gracias sobre todo a Javi Navarro, Castedo y Andrés Palop–, un centro del campo equilibrado, capaz de repartir juego y defender bien –gracias a Maresca, Renato, Martí y Poulsen– y verdaderamente mortal en ataque — gracias al dúo Alves-Navas, que para mí formaban la mejor banda del mundo, y Luis Fabiano y Kanouté, también entre los mejores del mundo, sobre todo el Maliense–. Vamos, que teníamos un plantillón. Difícilmente superable. Es cierto. Pero si hay algo de suerte con los fichajes y vuelven a salir una hornada de canteranos de calidad, como parece que está ocurriendo ahora, ¿por qué no pensar en que se puede repetir la historia? Ya hay una base sólida y eso es muy importante para lograr éxitos.