Lo que hizo ayer el Sevilla no tiene nombre. Irse al decanso ganando por dos goles de diferencia, ante un rival que lucha por no descender, y dejarse remontar, con dos goles en los últimos minutos, no tiene perdón de Dios. Y mucho menos después de la debacle del 2-6.
Decía en mi último post que Osasuna sólo tenía dos o tres jugadores de nivel: Kike Sola, Camuñas y Pandiani. Pues los dos primeros se bastaron para ganar el partido. Deberíamos saber amarrar a los mejores jugadores rivales, al igual que mantener un resultado, de manera que no se vaya en los últimos minutos todo el trabajo al garete.
Osasuna también contó con la inestimable ayuda de Manzano, que sigue empeñado en tropezar con la misma piedra una y otra vez. No sé qué manía ha cogido, más tonta e improductiva, de poner a Capel por la derecha o de no contar con Alfaro, que ha demostrado mucho más hasta ahora que Acosta o Capel. O de poner a Sergio Sánchez en el lateral derecho, lugar donde no rinde. Él sabrá por qué lo hace, pero lo cierto es que sus errores nos están costando muchos puntos. Seguro que ahora se arrepiente de haber mandado a Luna al Almería. Quizás pensaría que Navarro no se lesionaría nunca.
El barco se hunde, y esto ocurre, sobre todo, porque se nos ha caído el equipo. Cada partido que jugamos se lesionan uno o dos jugadores, y así no se llega a ningún sitio. Para el partido contra la Real Sociedad no podremos contar con Alexis, Navarro, Cáceres, Navas, Rakitic, Fazio y Sergio Sánchez, por lesión, y Zokora y Medel por sanción. Ante esto, no sé qué hara Manzano, pero yo, si estuviera en su lugar, llamaría a gente del filial. A Luis Alberto y Salva, para empezar. Habrá que ver qué pasa en el Sevilla, el porqué de tantísimas lesiones musculares. Yo no lo veo normal, y menos aún cuando nos pasa todas las temporadas.
Después de lo de ayer, yo ya he perdido la confianza en el equipo. Ya es un verdadero milagro que estemos sextos, con cerca de 60 goles encajados. Son cifras de descenso. Por un momento, llegué a pensar que esto podía suceder. Menos mal que nuestra defensa de chiste se compensa, en parte, porque tenemos una buena delantera. Cada vez menos buena, por el estado de Kanouté y por la marcha de Luis Fabiano, pero aún hacemos goles con relativa facilidad.
En mi opinión, el único que se salvó ayer de la infame derrota fue Negredo, que volvió a marcar dos goles inútiles, al fin y al cabo. No obstante, también tuvo en sus botas el sentenciar el partido con un 1-3. Jugadores muy importantes, como Medel o Kanouté, ayer no tuvieron su día.
Algo positivo es que debutó en liga Bernardo. Habrá que tener paciencia con él, porque aún lo veo muy verde. Al igual que Fazio, Bernardo puede ser un gran central, pero aún deben corregir muchas cosas. Para el próximo año debemos fichar un par de centrales mínimo. Pero deben ser centrales de calidad, del nivel de Javi Navarro, Pablo Alfaro o Sebastien Squillaci. Sin una defensa en condiciones nunca lograremos nada.
Tenía la esperanza de que, al menos, si había un resultado negativo contra Osasuna, largaran a Manzano. Parece que eso no va a suceder. No sé por qué, tengo la impresión de que si tuviéramos un entrenador de la casa, ya se le habría cesado hace tiempo. Parece que nos hundiremos con el capitán Manzano a bordo.
El panorama cada día es más negro, pero no queda otra que llenar el Sánchez Pizjuán y ganar a la Real Sociedad. Y esperar que el Español no se le ocurra ganar al Zaragoza.